ARTÍCULO DE OPINIÓN PARA EL PERIÓDICO DE LA SIERRA.
Un proyecto Empresarial nuevo, de una ciudadana de San Esteban de la Sierra.
El Ayuntamiento en pleno de esta localidad espera y desea que resulte una iniciativa productiva y dinamizadora para todos y, en especial, para toda la Sierra de Francia: Que entre todos logremos continuar mostrando a toda nuestra provincia de Salamanca cómo nuestros pueblos se mueven y mantienen nuestras costumbres y realizan experiencias renovadoras.
Desde este espacio privilegiado que me ofreció MARIA JESÚS GUTIÉRREZ le deseo mucha suerte en y para su proyecto. Le agradezco, una vez más su cercanía y contacto con nuestros Ayuntamientos, así como con todas y cada una de las personas que vivimos y compartimos este mundo rural “ serrano”.
Estamos seguros de que servirá de espacio y lugar de unión entre nuestras gentes, Empresas y Corporaciones Municipales. Algo de mucha importancia en los tiempos que corren, con la despoblación generacional que se está produciendo.
El nacimiento de un nuevo periódico (y estamos seguros que renovador) en y para la Sierra de Francia es una muestra y reflejo de la iniciativa y el espíritu emprendedor de nuestras gentes: servirá, sin duda, para lanzar y divulgar mensajes “positivos” a toda la población que, desde mi punto de vista, vuelven a situarse y afirmarse en las posiciones emprendedoras y trabajan cuanto sabe y pueden a favor de su futuro y el de sus familiares, tanto los que compartimos día a día este espacio como los que “regresan” una y otra vez.
Así queda patente con este cante popular de San Esteban de la Sierra que dice….“Serrano yo soy serrano, del pueblo de San Esteban, pueblo con mucho salero, yo a mi patria no niego si pasas el río no bebas el agua, que lo han enturbiado los de la montaña…”
Un Saludo desde San Esteban de la Sierra y ¡Mucha Suerte y acierto María Jesús!
ILUSIÓN DE PAPEL
RAMÓN HERNÁNDEZ (MOGARRAZ)
Si bien de ilusión no se vive, lo cierto es que ella alimenta el alma y activa la masa muscular. Siendo gasolina de alto octanaje, es necesaria para que la máquina funcione. Cuando escasea, los ánimos se encogen y los brazos caen. Sus altibajos reflejan la vida de cada cual. Entristece que un viejo se muera, pero, cuando deja tras sí algún nieto, renace inyectando frescura y empuje a la sociedad. Es lo que acaba de ocurrir en nuestra Sierra de Francia: se ha muerto El Adelantogratuito y ha surgido de sus entrañas o cenizas El Periódico de la Sierra, hermoso e ilusionante.
Con profunda complacencia le doy la bienvenida a este medio de comunicación tradicional, tan propio y cercano, nacido del tesón y de la profesionalidad de una sola mujer, empeñada en prestarle un servicio de valor incalculable a la tierra que nos vio nacer y que tanto amamos. Nuestra Sierra de Francia tiene hondura y empaque para quien sepa mirarla con ojos claros y con ganas de trabajar, tal como hace María Jesús Gutiérrez, la periodista de San Esteban de la Sierra, la serrana por antonomasia, la que seguramente más caminos recorre y en más pueblos se adentra para poner de relieve la poliédrica personalidad de los serranos y dar cuenta de su acontecer.
Pero nos equivocaríamos si pensáramos que una persona puede acometer sola tan magna obra. La marcha de la Sierra de Francia incumbe a todos los serranos en proporción a sus capacidades y haberes. Como realidad humana y hábitat zonal, hoy es el resultado de una hechura que ha durado siglos. Que en el futuro siga siendo paraíso o se convierta en desierto dependerá principalmente de cómo nos comportemos quienes hoy la habitamos. Por ello, desde las primeras líneas que escribo enEl periódico de la Sierra, hago un esperanzado llamamiento a la colaboración de cuantos puedan aportar algo a un proyecto tan ilusionante y, de forma más concreta, a los ayuntamientos de la comarca, a las demás instituciones públicas y a los empresarios serranos para que apoyen con muy poquito dinero, a cambio siempre de una publicidad efectiva, un proyecto cuyos beneficios son inversamente proporcionales a sus gastos, es decir, aquellos muchos y estos, pocos, como debe ocurrir con cualquier empresa bien fundamentada. Veintidós ayuntamientos, una docena de instituciones públicas y medio centenar de empresarios no deberían tener inconveniente en facilitar las cosas. Por ello, le auguro a este periódico una larga vida para orgullo, solaz y beneficio de todos los serranos. Aunque corren tiempos de austeridad y escasez, las grandes fortunas siguen haciéndose céntimo a céntimo, y los grandes monumentos, piedra a piedra.
Me barrunto que, estando pautado este periódico por el que acaba de llevarse por delante la dichosa crisis y a tenor del talante de sus colaboradores, tendrá una sola línea editorial: la contemplación clara y limpia, positiva y estimulante de la Sierra de Francia. Será un hermoso espejo en el que los serranos podamos mirarnos con complacencia. Nos dará cuenta de los aires incontaminados que hacen de la Sierra de Francia un lugar saludable para vivir o veranear, un vergel paradisíaco. Mantendrá un equilibrio informativo para que nada de cuanto ocurra de interés en nuestros pueblos quede en la sombra o en el olvido por aquello de que lo que no se publica es como si no existiera. En suma, prestará un servicio impagable a toda la comarca serrana.
Sabemos de sobra que el futuro de la Sierra de Francia depende del comportamiento de todos y de cada uno de los serranos. Aunque sea esta una verdad común, válida para todas las agrupaciones humanas a la hora de plantearse sus objetivos, en nuestro caso se trata de una constatación de características muy singulares, pues partimos de un acantonamiento enquistado durante siglos. En el pasado, cada serrano se ha acostumbrado, por así decirlo, a partirse el brazo y la espina dorsal para sacarle jugo a su minúscula parcela o terruño. Pero, afortunadamente, los serranos hemos dejado de vivir de espaldas los unos con los otros para hacerlo de cara. De haber seguido de espaldas, este hermoso paraíso sería ya solo un geriátrico o un cementerio.
Desde la Asociación Cultural Sierra de Francia valoramos la publicación de este periódico no solo como un factor decisivo a la hora de conseguir nuestro propio objetivo estatutario, el de ir creando poco a poco conciencia de serranía entre los serranos, sino también como una fuente de cohesión y como un surtidor de iniciativas comunes. Los pueblos serranos dispondrán de un medio propio, sustentado en cuotas y anuncios, que les hará llegar puntualmente, mes tras mes, el latir de la vida de los demás pueblos y les informará de cuanto sucede en sus contornos.
¡Ilusión de papel! Lo digo tanto por su soporte material, tan denostado en nuestro tiempo, pero que en la Sierra de Francia juega un “papel” primordial por su consistencia táctil y por su condición de espejo para mirarse a lo largo de todo un mes, como por la trascendencia que adquiere como testigo de que los serranos seguimos vivos, soñando y proyectando en orden a potenciar y mejorar el entorno en que habitamos y disfrutamos de la vida. Larga vida a las buenas ideas y a quienes bregan sin descanso para plasmarlas y hacerlas fructificar, por duro que sea el esfuerzo.
EL TÍO DEL GARABATO
GREGUERÍAS SERRANAS
Estamos de celebración. Ha nacido una nueva publicación periodística, y La Sierra, poco acostumbrada ya a este tipo de acontecimientos, lo festeja con el más rumboso de los bautizos. Mimemos entre todos a la reciente criatura de papel. Comienza su andadura con la noble intención de crecer cada mes a nuestro lado. Necesita de nuestros mimos, del cariño de quien comienza a dar sus primeros pasos y comparte inocente las primeras sonrisas. El Periódico de la Sierra es y será el tablón de anuncios en el que reflejar nuestros aconteceres, y parte con la ventaja del camino aprendido del hermano mayor que nos dejó. Bienvenida sean todas las nuevas puertas que se nos abren. Es el mejor antídoto ante esa desagradable alternativa que supuso tener que dar desesperadamente un portazo.
Me encontró leyendo la triste noticia del cierre definitivo de El Adelanto. Disfrutando andaba yo con el ingenio de las greguerías de Gómez de la Serna, y en ese consuelo mío entre sus lecturas quise imaginarme serrano a don Ramón. De mi admiración por la fantasía de sus páginas y de mi pasión por esta tierra, surgió este pequeño simulacro que ha pretendido seguir modestamente su estela: "Al inventarse el cine, las nubes paradas en las fotografías comenzaron a andar". De mi película y de mis nubes en movimiento, siempre al fondo la silueta inconfundible de la Peña de Francia. Bien decía el ilustre escritor que "el poeta se alimenta de galletas de luna":
Sube hacia las murallas la Virgen de la Cuesta, se acuna entre sonajeros de castañuelas y nanas de tamboril. Por el camino, un reguero de farolillos y candiles ilumina de luciérnagas las oraciones serranas.
Suena por las calles de La Alberca la campanilla de la Moza de Ánimas. Los pecados huyen despavoridos por el Paso de los Lobos. Desde lo más alto, una Virgen morena los encamina de penitencia hacia el valle de Las Batuecas.
La Peña de Francia es el faro al que se asoman con su proa las barcas de todos los pueblos serranos.
En el haya de Herguijuela de la Sierra ha anidado una pajarita de papel. Alguien ha dejado junto a la base de su tronco unos versos de Unamuno.
La nieve no sabe cuajar en Las Casas del Conde. Se deshace cuando besan los copos sus naranjos.
Es de bronce el corazón de las aldeas serranas. Los latidos son el repicar de sus campanas.
Me he sentado en mi corredor a escuchar los cantos de la coruja y a ver corretear en la noche las estrellas; y al alzar la mirada, me ha sorprendido todo lo grande que es mi pueblo a lo alto.
Cuando los mozos de la danza recitan sus versos ante las andas, brota entre sus rimas el recuerdo inolvidable de muchos serranos que ya no están.
Llevaba puestos pendientes de cerezas. Olía a tomillos y mejoranas. La piropeaban el cuco, los grillos y las golondrinas. Era la primavera que se había engalanado con el traje de serrana.
Me gusta escuchar las campanadas del reloj de mi pueblo. Es de los pocos sonidos de mi pasado que aún perdura inalterable, y eso que el tañer de su campana va escribiendo en el aire las páginas del irremediable paso del tiempo.
Para escuchar el canto de las oropéndolas o el repetitivo salpicar de una fuente, no hacen falta ni códigos pin ni tarifas. Son ilimitados los minutos para los que gustan de saborear el amplio abanico de melodías que la naturaleza no ha querido blindar con derechos de autor.
Me gusta ver a mis paisanos disfrutando de su día del toro. Levantan los vasos de limonada como el que da la vuelta al ruedo de sus mejores momentos.
Al demonio de las loas serranas le gusta asar castañas entre el rescoldo que va dejando la quema del tablado de sus infiernos.
Recoger aceitunas es como asistir a un bautizo rumboso bajo los olivos. El único problema es que casi todos los caramelos son iguales.
Cuando Monforte saca a las eras a San Miguel para la bendición de los campos, a la Sierra de Béjar se le hacen agua las nieves viendo en el banasto tantos bizcochos.
Las castañuelas de Poldo nunca se verán atacadas de carcoma: o asumen que tienen que bailar, o ya pueden ir buscándose maderas más tranquilas.
Solamente existe una forma de parar el tiempo: vivir plácidamente en cualquiera de los pueblos serranos. A los pocos días te puedes llegar a dar cuenta de que hasta el mismísimo reloj lo llevas metido en el bolsillo.
Aun estando a miles de kilómetros, los sonidos de la gaita y el tamboril pueden hacernos sentir en casa. Nuestro folclore es, seguramente, uno de los mejores bálsamos para todos aquellos que caemos atrapados en la inevitable melancolía que produce el deseo de volver.
Estará contenta la Moza Santa de Sequeros. Ha nacido El Periódico de la Sierra. Hay cosas para las que no hacen faltan profecías. La ilusión y el entusiasmo suelen ser también conmovedoras alternativas. Esta vez nacieron en San Esteban de la Sierra. Lo más bonito de todo ello es que podemos llamarlas nuestras.
Venga a vernos cuando quiera, don Ramón. La Sierra de Francia es un filón interminable de sus greguerías. Hasta las buenas noticias pueden motivarnos a cultivar su género.